Daniela Pulido dice de la cerámica que "es un material de construcción, como es el cemento, la madera o el metal: materiales que he usado en mi trabajo. Sin embargo, la cerámica es más amable, recibe la mano de uno como venga, suave o fuerte, con decisión o dudosa, es un material más cercano”.

 
¿Cómo surgió tu interés por la escultura en cerámica gres?

Yo estudié en San Francisco, CA, donde viví 8 años de los 14 que estuve lejos de Chile. Fue ahí donde descubrí mi inquietud e interés por la escultura. La búsqueda de materiales y la combinación de éstos ha sido una de las interrogantes que me ha hecho permanecer en este oficio. Pese a haber tenido una afinidad con la cerámica me resistí a ella por los esmaltes. Hasta el día de hoy tengo un conflicto con esa superficie, esa piel que separa el material del aire que rodea la obra. Mi aprehensión está en que la obra aparezca con maquillaje, es un dilema que aún tengo en mi trabajo. Para mi el esmalte es algo que no debe separar al volumen de la obra, no es una resolución a un problema, es más bien parte de la misma esencia de la forma. En aquellos años trabajar con cerámica era trabajar con tierra, el elemento más concreto. El echo de vivir fuera de mi país, de sentirme lejos de un suelo familiar, me atraía conceptualmente. Mi pedazo de tierra en un suelo ajeno.

 
¿Qué evocan tus esculturas y cuál es tu técnica?

Trabajo modelando, construyo de a poco o con moldes de yeso a presión. También me gusta trabajar con pequeños y simples elementos repetidos que formen una estructura, disfrutando el fabricar esa repetición como un trance. Quizás es por la misma razón que disfruto la costura. Mis esculturas por lo general no son solas, trabajo en series, y lo que voy construyendo son espacios donde éstas se comunican.

"Mi objetivo es ser una facilitadora, el alumno manda, yo guío dentro de su búsqueda. Trato de dar un contexto para que se sienta libre y a salvo para probar y equivocarse".


Me atrae construir formas simples, volúmenes cerrados pero que revelan algo desde su interior. Las fibras y la costura son parte de este concepto. La introducción de estos elementos en las obras les da vida, emoción, y permeabilidad a la forma mas rígida hecha de tierra.

 
¿Cuál es para ti el mejor ambiente de trabajo. Tienes alguna rutina o ritual para crear e inspirarte?

Mi lugar ideal hoy, es mi taller (Taller bajo el Roble en Vitacura) pero me refiero a un espacio que sienta propio y que esté rodeado de elementos que cultiven el proceso creativo. Lejos de la tecnología y las pantallas, música sí. No tengo un ritual muy especial, pero para trabajar me voy a mi espacio de trabajo, habitar el taller siempre lleva a la creación. A veces llego ahí con mi mate, un poco perdida, si no he estado trabajando los días anteriores, sin saber por donde empezar… entonces ordeno, lavo herramientas, limpio si hay suciedad, organizo, a veces escribo un poco, hago una lista con las cosas que tengo que hacer o comprar dentro del taller. Y así de repente surge el paso a poner manos a la obra. Para mi el trabajo es constante, todos los días paso tiempo en el taller, siempre estoy intercalando el trabajo para los alumnos entre quemas, preparar esmaltes y mi trabajo individual. Para mi la inspiración nace del mismo trabajo, yo aprovecho cualquier impulso, incluso el de ordenar el taller es una posibilidad de una nueva obra. Este oficio es permanente, no es como un trabajo en una oficina de 9 a 5, uno vive con el oficio en la cabeza o en las manos, yo por lo menos. No todos los días puedo pasar largos bloques de tiempo en el taller, entonces trabajo a veces por intervalos de tiempo interrumpido. Todo sirve, todos los días trato de dar algunos pasos hacia donde quiero ir, aunque el destino vaya cambiando. Hay periodos mas pasivos, o mas reflexivos y otros de ejecución.



Pero finalmente es disciplina y dedicación. Es muy difícil avanzar y profundizar si no hay continuidad, el tiempo que uno invierte en el oficio es la única herramienta para sumergirse en la creatividad e inspiración.

 
Define a un artista ceramista en tres palabras.

Les gusta ensuciarse, tienen las manos duras y secas, buscan la naturaleza.

 
¿Tienes una herramienta de trabajo que es la que siempre ocupas?

La construcción la hago con las manos, pero siempre las terminaciones son con herramientas para borrar las huellas de los dedos. Uso lamas de lata y estécas de madera y para los agujeros brocas metálicas y punzón.

"Me atrae construir formas simples, volúmenes cerrados pero que revelan algo desde su interior. Las fibras y la costura son parte de este concepto".
 
¿Cuál de tus obras es tu preferida, de qué trata?

Una que se llama “Suelo alrededor de Los Vilos” Fue una obra que hice para la primera exposición de barro y cobre que hizo el taller Huara Huara en los Vilos el año 2008. Traté de abstraer un bloque de tierra del territorio donde se emplaza Los Vilos, dibujando en la greda el mapa costero. Usé varillas de cobre y cápsulas de gelatina para encerrar muestras del suelo. La obra es muy gráfica y concreta, pero tiene algo intangible que la hace para mi una obra resuelta, en la que me puedo detener y apreciar sin segundos impulsos de modificación.

 
¿Quién es tu mayor influencia en la escultura?

En lo formal me han influenciado varios artistas. Eva Hesse, Annette Messager, Kiki Smith, Antony Gormeley, Bill Viola, Christian Boltanski. Me han influenciado en su lenguaje



estético pero también en cómo sus obras reflejan la experiencia de ser humano, la convivencia con lo que nos desgarra y nos redime.

 
¿Puede lograr un artista ser más que su obra o la obra es más que el artista?

Basado en mi disciplina, veo la obra como una manifestación del artista, que a la vez escapa también del artista. Especialmente en la cerámica gres, que al pasar por el horno sufre un cambio. Pero también veo la obra como la articulación matérica de una reflexión, lo interesante es que no siempre hay una alineación entre la mente y las manos por lo que el resultado siempre revela algo que la mente no había concientizado.

 
¿Cómo nace la idea de enseñar?

Mi experiencia como alumna en Chile durante la época escolar fue mala, de poco entusiasmo y baja autoestima. Mi interés por aprender se fue opacando por el tedio y la dificultad de seguir el ritmo monótono de la sala de clases. Después de distintos intentos fallidos en carreras universitarias aterricé en USA en una escuela de arte. Ahí ser alumna fue distinto a lo que había vivido anteriormente, la expresión comenzó a ser el motor de mi hacer, a mi pulso y con mi impulso. El profesor era mas bien un facilitador para poder articular la idea o proyecto que se perseguía, él hacía las preguntas claves para poder profundizar y avanzar. La universidad era un contexto que apoyaba la disciplina, un marco de referencia en el cual enrielarse cuando no se sabe por donde empezar. Desde que era estudiante he trabajado haciendo clases, en distintos contextos, con niños, adolescentes, adultos y personas con necesidades especiales. Mi objetivo siempre ha sido ser una facilitadora, el alumno manda, yo guío dentro de su búsqueda. Trato de dar un contexto al alumno para que se sienta libre y a salvo para probar y equivocarse. Trabajo a la par, creo que la energía que uno pone en el trabajo es la mejor aliada para los que te rodean. En mi taller miro, aconsejo y pregunto, pero también creo, también me concentro. Soy abierta con mis proyectos y no me importa que me copien mis alumnas, yo lo veo como una inspiración, como un punto de partida y eso siempre es bueno para alguien que no sabe por donde partir.

 
¿Qué esperas que vean los demás en tus obras, qué quieres transmitir hoy?

Me interesa que mi trabajo sea una presencia en el espacio y que el espectador pueda resonar con éste de acuerdo a su existencia, no a la mía. En el pasado he hecho obras que tienen algún significado mas específico que son la manifestación de un comentario de alguna situación. Pero mi trabajo de estos días tiene mas que ver con una presencia, con la fuerza de gravedad, con la quietud y cómo eso hace eco con la experiencia humana.

 

Texto y fotos: Lila Vera

Foto de paisaje: Gentileza de Daniela Pulido.